viernes, 8 de enero de 2010

El Árbol de Navidad

El Árbol de Navidad



A propósito de la Navidad y del “Árbol” que utilizamos para representarla. Advierto que tiene unas profundas raíces en la tierra fértil de la tradición católica. Para comenzar a desarrollar esta propuesta, reproduzco un fragmento de las visiones que tuvo la Venerable Anna Katharina Emmerich, agustina del convento de Agnetemberg en Dülmen, Westfalia, nacida en el año 1774, y transcritas por Clemens Brentano.


«El Magnificat es un cántico de acción de gracias por el cumplimiento del Sacramento que bendijo la Vieja Alianza.
Durante la oración de María ví la sucesión ininterrumpida de todos sus antepasados. Hubo en el transcurso de los años tres veces catorce matrimonios sucesivos en los que el padre es siempre hijo del matrimonio precedente. De cada uno de estos matrimonios salía un rayo de luz que iba a parar a María que ahora estaba rezando.

Árbol con los 42 antepasados en el tronco, lo inicia Abraham


Por momentos crecía ante mis ojos esta representación, como un árbol genealógico con ramas de luz que se fuese ennobleciendo cada vez más hasta que por fin, en un lugar muy preciso del árbol de luz, vi empezar a refulgir claramente la santa e inmaculada carne y sangre de María en la que Dios se haría humano. La recé con la alegría esperanzada y anhelante del niño que ve crecer ante sí el árbol de Navidad.

El conjunto era una imagen de la aproximación de Jesucristo y su Santísimo Sacramento según la carne. ¡Ay!, fue como si viese madurar el trigo en pan de vida del que estaba hambrienta.
cantar la genealogía de Nuestro Señor ante el Santísimo Sacramento el día del Corpus encierra en sí un grande y profundo misterio. También supe con ello que entre los antepasados de Jesús según la carne hubo quienes no fueron santos sino pecadores y que no por eso dejaron de ser peldaños de la escala de Jacob por la que Dios descendió a la humanidad, igual que permanece en los obispos indignos la fuerza de consagrar el Santísimo Sacramento y conferir el Orden sacerdotal con todos los poderes que le acompañan».





Se observará que tres veces catorce es cuarenta y dos (3 x 14 = 42), número formado por las letras hebreas Mem y Beth que figuran en el mandil del tercer grado escocés antiguo y aceptado. La letra Beth tiene 2 por valor numérico y la letra Mem tiene 40, de tal manera que su suma da 42. Una relación simbólica con este número, lo encontramos también en las fechas litúrgicas y conmemorativas que se celebran en la Basílica del Pilar. Si contamos los días transcurridos desde la fecha de la aparición mariana a Santiago, 2 de Enero hasta la festividad del Pilar, 12 de Octubre, comprobaremos que transcurren 10 meses lunares. Se puede inferir que se refiere a el tiempo de gestación humana, y si como en muchas tradiciones este tiempo se cuenta desde la concepción y no desde la última regla, veremos que median 42 semanas.

Esta imagen reproduce el árbol genealógico de los 62 antepasados desde Adán. Si contamos desde Abraham, podemos ver que cuentan 42 antepasados.

El Canónigo Crampon explica en sus notas que San Mateo quiso encerrar toda la genealogía de Jesús en un marco sistemático, en el que cada período compuesto de catorce generaciones reproduce dos veces el número siete, sagrado entre los judíos... Citemos también a Orígenes, que precisa que las 42 estaciones que los hebreos pasaron en el desierto antes de llegar al Jordán, en busca de la Tierra prometida, representan un doble misterio: "Cristo descendió hasta nosotros a través de 42 antepasados según la carne, como por otras tantas estaciones, y es a través del mismo número de estaciones que los Hijos de Israel ascendieron hasta el lugar en que comienza la herencia prometida" ("27ª Homilía sobre los Números").



La imagen del árbol genealógico de Jesucristo es la que dibujó el Abad Joaquin da Fiore, como vemos están representadas las 42 generaciones que precedieron a Jesús según el apóstol Mateo. Joaquín da Fiore las anota mediante tres X (xxx) que representa al número 30 en cifras latinas, por ser este el número aproximado de los años que tiene una generación.

Pero no sólo hay luz en esa lista. Lo verdaderamente conmovedor de esta genealogía es que ninguno de los dos evangelistas ha «limpiado» la estirpe de Jesús. En su árbol genealógico no se ocultan las «manchas» que en él pudiera haber, como el hijo ilegitimo y el matrimonio vergonzoso. Los evangelistas hacen aparecer a Farés, hijo incestuoso de Judá; Salomón, hijo adulterino de David. Se puede decir que Cristo desciende de bastardos. De alguna manera está aquí expresada la ocasional estirpe bastarda de la cadena apostólica.
Y también no era frecuente que en las genealogías hebreas aparecieran mujeres, pues además de María, en esta aparecen cuatro y las cuatro con historias tristes. Tres de ellas son extranjeras (una cananea, una moabita, otra hitita) y para los hebreos era una infidelidad el matrimonio con extranjeros. Tres de ellas son pecadoras. Sólo Ruth pone una nota de pureza. No se oculta el terrible nombre de Tamar, nuera de Judá, que, deseando vengarse de él, se vistió de cortesana y esperó a su suegro en una oscura encrucijada. De aquel encuentro incestuoso nacerían dos ascendientes de Cristo: Farés y Zara. Y el evangelista no lo oculta. Y aparece el nombre de Rajab, pagana como Ruth. y «mesonera», es decir, ramera de profesión. De ella engendró Salomón a Booz.
Y no se dice: «David engendró a Salomón de Betsabé», sino, abiertamente, «de la mujer de Urías». Parece como si el evangelista tuviera especial interés en recordarnos la historia del pecado de David que se enamoró de la mujer de uno de sus generales, que tuvo con ella un hijo y que, para ocultar su pecado, hizo matar con refinamiento cruel al esposo deshonrado.


El tema iconográfico del árbol de Jesé tiene sus raices en el Antiguo Testamento, en la profecía de Isaias 11:1-2 "Una rama saldrá del tronco de Jesé, una flor surgirá de sus raices. Sobre el reposará el espíritu de Yave..." Jesé era el padre del Rey David y según las profecías el mesías procedería de la Casa de David. La genealogía de Cristo nos aparece en la Biblia en Mateo 1:1-17 y en Lucas 3:23-38; en ambas genealogías, los evangelistas tratan de conectar a Jesús con David por la profecía mesianica, pero en ambos se hace la conexión a través de José, el cual solo era "padre putativo" pero la ley judia acepta este hecho como de pleno derecho genealogico y conexión a la familia del progenitor adoptivo. Jesús mismo en el Apocalipsis de San Juan dice (Ap 22,16) "Yo soy la raiz y retoño de David" incluyendose dentro de los descendientes de David. 




Por otro lado, la tradición con los Padres de la Iglesia y los teologos medievales, identifican la genealogía de Jesé con la Virgen Maria, y este hecho viene dado por la forma de interpretar la traducción de la Biblia de San Jerónimo; San Jerónimo nos dice "et egredietur virga de radices Jesse, et flos de radice egredietur" (y una vara saldrá de la raiz de Jese, y una flor de la raiz de éste saldrá) Virga puede ser traducido tanto como vara como virgen. Asi se identificó la vara-rama como la Virgen y la flor como Jesús.



Aquí añado un detalle de un grabado del Jesuita A. Kircher, en el que se aprecia, rodeando la Estrella de Jesús (Iod, Hei, Shim, Vau, Hei), a las 42 letras del Nombre de Dios

2 comentarios:

Juan Chamorro dijo...

Muy interesante el comentario sobre el árbol de Navidad al asociarlo con el árbol genealógico de Jesús. Me parece una conexión novedosa y acertada.
Me gustaría añadir que en sus palabras de agradecimiento al acoger el pino centenario que venía de Bélgica y que iba a decorar la Plaza de San Pedro esta Navidad, el Papa estableció una comparación que me gustó. Dijo más o menos que un árbol en el bosque está como en la oscuridad y el anonimato. Al iluminarlo y decorarlo se parece a la persona rescatada por Cristo de la oscuridad y traída a la luz y la belleza.

Josef-ana dijo...

El arbol guarda el simbolismo axial, y que mejor símbolo que una estrella, La Polar, colocada sobre el extremo superior del Arbol de Navidad, que convierte a este lugar en "polo", referencia del lugar utilizado, siendo el Portal, la Cunita la referencia a la que alude