domingo, 27 de junio de 2010

Arte Shipibo, Matemática y Biología


Arte Shipibo, Matemática y Biología

             Ars sine scientia nihil («el arte sin ciencia es nada»).  Jean Mignot



    Estas palabras del Maestro Parisino Jean Mignot, enunciadas en relación con la construcción de la Catedral de Milán en 1398, fueron su respuesta a una opinión que comenzaba a ganar adeptos  entonces, Es decir, que scientia est unum et ars aliud («la ciencia es una cosa y el arte otra»).  La conjunción de ciencia y arte ha sido siempre el punto de vista normal y ecuménico del arte.  
Comienzo con esta reflexión debido al estado actual del pensamiento sobre el arte sagrado y el arte religioso. Estamos cansados de oír que la religión debe adaptarse a los tiempos. Nuestra idea es que,   esa adaptación significa dejar de ser uno mismo y convertirse en cómplice y víctima de esos tiempos. Desde un punto de vista médico, para adaptarse a combatir las enfermedades de una época, es necesario estar en condiciones de ofrecer antídotos para las enfermedades más corrientes. De forma análoga es sensato pensar que, para adaptarse a nuestra época caracterizada por cam­bios drásticos y un turbulento desasosiego, la religión debería estar más dispuesta que nunca para presentar, e incluso anunciar, la estabilidad pétrea sin la cual, como vehículo de la Verdad Eterna, no puede en ningún caso ser fiel a sí misma, (Sé firme, sé firme como una roca).  No hay duda de que el alma humana siente en esta vida una profunda necesidad de algo que sea siempre lo mismo, y tiene derecho a esperar que la religión sea esa constante invariable que satisface dicha necesidad.
     Este manto Shipibo, que nos fue donado por estos nativos del alto Ucayali, afluente del Amazonas en su curso por Perú, está aquí para recordarnos las formas de vestir de lo Único. También para reconocer una forma de arte que refleja las condiciones de pureza y de calma que ofrece, en esos lugares, la naturaleza virgen, en cuya belleza reconocemos la huella de las manos del Creador.





           Si observamos  el diseño de los tejidos y objetos rituales de los shipibos,  reconoceremos que están presididos por unos “pattern” que representan de forma esquemática la naturaleza de las visiones que induce la ayahuasca.  En general, las visiones ya sean intelectuales o sensibles,  guardan una simetría crucial, es decir, lo superior tiene reflejo en lo inferior y la derecha en la izquierda.  Además de aparecer lo fijo cubierto y rodeado por lo móvil.  De alguna manera se aparece el paradigma del árbol fijo con la serpiente móvil enroscándose en el.



                   Los Shipibo han desarrollado un arte con diseños geométricos de gran sofisticación, ricos en significado. El mundo entero de los Shipibo está lleno de diseños que pasan del mundo visible al mundo invisible y de regreso. Los diseños se encuentran pintados en negro sobre la falda inca de la mujer. Reaparecen en rojo y negro sobre las paredes del recipiente de cerámica o tallados en las paletas de los remos. Aparecen también en los finos diseños tatuados en el rostro de la mujer shipiba que semejan los hilos de la telaraña.
    «El mundo entero está cubierto por diseños», dice una canción shipibo. El significado de los diseños casi se ha perdido. La mujer shipibo refiere que sólo sus antepasados lo sabían. Estos diseños tuvieron un código de significado, una escritura esotérica relacionada con la cosmología shipibo y su visión del universo. «Estas líneas torcidas representan serpientes», comenta una anciana: «La anaconda misma nos enseñó a pintar». Un antropólogo refiere que un shipibo indicando con su dedo el cielo lleno de estrellas dijo: « Ves que arriba está lleno de caminos, así arriba es igual que abajo, todo lleno de caminos. Hacemos nuestras faldas bordadas de blanco sobre fondo negro para representar la luz de las estrellas. Forman diseños porque nosotros vemos estos caminos en el cielo».


        Desde tiempos remotos los Shipibo observaron los extensos y estrechos caminos que unían los astros entre sí. Estos caminos se asemejan a franjas de neblina blanca y reluciente, pudiendo ser apenas vistas por seres humanos capaces de traspasar la materia física.

Dicen los Shipibo que fue el Inca quien introdujo la cushma (especie de túnica) en el Ucayali. Fue el Inca quien también enseñó a las mujeres a tejer el algodón silvestre con el telar de cintura. Aunque no está claro si se refieren a un personaje de la cultura Inca o a Dios, a quien los shipibo llaman Inca. Dicen que los espíritus que viven en el mundo-cielo visten cushmas blancas, brillantes y luminosas. Los hombres shipibo tienen que imitar a Dios. La cushma es pintada con símbolos masculinos para dar poderes sobrenaturales al hombre.

                                        


            Los cuatro colores sagrados para los Shipibo son el rojo, el amarillo, el blanco y el negro. Estos colores figuran en la cushma. A la mujer shipibo le gusta los colores llamativos. Con su blusa de colores vivos y su falda pintada afirma su incorporación al grupo y se siente poseída por los espíritus protectores que representan. Los colores rojo, amarillo y blanco son asociados con el sol; el verde, azul y negro con la luna. Es costumbre utilizar colores complementarios en la blusa para acentuar el efecto óptico: rojo con verde, amarillo con violeta, azul con naranja. De tal manera se busca el equilibrio en todo.   Para comprender el simbolismo de los diseños es el chamán o murayá quien tiene la clave. Es el mediador entre la tierra y el cielo, entre Dios y los hombres. El chamán nos dice que todo el mundo visible está cubierto por motivos invisibles.
      Es responsabilidad del chamán rescatar los diseños del mundo celestial y transmitirlos a las mujeres. La reproducción de los diseños en todos los objetos de la cultura material daba poder y protección a la vivienda, a las personas y al grupo entero.



          Visto desde esta perspectiva la pérdida de los motivos tradicionales significaría no solamente un empobrecimiento del ambiente, sino también del espíritu.  La mujer shipibo se expresa creativamente por el arte del dibujo. Diseños geométricos de gran complejidad son transmitidos de madre a hija. Como en el mundo clásico y tradicional europeo en el que como decía Eurípides:  El mito no es mío propio, yo lo recibí de mi madre”.                                                                                         


             Los motivos pueden aparecer en el sueño o en estados alterados por la ingestión de plantas psicotrópicas. También la mujer puede solicitarlos directamente al chamán. Una gran artista es respetada en todo el territorio shipibo. Sus diseños son estudiados y admirados por las demás mujeres. Las grandes artistas practican disciplinas espirituales como ayunos y la abstención sexual para incrementar el poder de su imaginación y mejorar sus habilidades creadoras.
        El motivo central al diseño shipibo es Ronín, la serpiente cósmica que combina todos los diseños imaginables en su piel. En el tiempo mitológico mostró su piel a la mujer shipibo ancestral.  La línea principal de cada diseño siempre representa a Ronín, quien ha creado el universo y simboliza a Dios. Esta da el ritmo básico del diseño. Cuanto más larga más será admirada. Debe presentar múltiples variaciones sobre un mismo tema, con infinidad de vueltas enroscadas a manera de una serpiente sin fin, la Serpiente Cósmica.  Las líneas secundarias corren en paralelo a las principales, como un eco del tema dominante, en un tono menor.



          Las líneas finas de relleno son tradicionalmente de forma octogonal y deben atestar el vacío restante.Aunque tengan semejanza, nunca se ve dos piezas con el mismo diseño. El motivo que se percibe inicialmente como un diseño positivo sobre fondo negativo, se puede apreciar también al revés. Un gran artista debe mantener un equilibrio perfecto entre los elementos positivos y negativos. Los diseños dan la impresión de que pueden ser comprimidos dentro de un espacio mucho más limitado, o que extendidos cubrirían el mundo entero si no estuvieran limitadas por el borde de la tela o el de la vasija. Ver un diseño shipibo es mirar por una ventana sobre el infinito: fenestra aeternitatis.  Los diseños siguen una trayectoria sin fin en la imaginación topológica del shipibo.    Las figuras principales representadas en el diseño shipibo son el cuadrado, el rombo y la cruz. La cruz puede simbolizar al espíritu inmortal de una persona. Un modelo del cosmos shipibo estaría representado simbólicamente mediante tres planos superpuestos. Nuestro mundo estaría en el centro. Los mundos de arriba y de abajo de la tierra son perfectamente simétricos. Así las cosas que están por debajo son el reflejo de las de arriba, como dijo Hermes Trimegisto.  Los planos, de forma cuadrangular, están orientados hacía los cuatro puntos cardinales, dándonos el cuadrado y el rombo.  Al juntar los cuatro puntos cardinales con los cuatro puntos intermedios, o solsticios, tenemos el octágono, diseño básico de las líneas de relleno. Se cree que el plano cósmico está dividido en cuatro partes iguales por una cruz central que reúne los puntos cardinales.  El centro del universo es el punto de intersección de los brazos de la cruz cósmica.



Los Shipibo dicen que hay una cruz enorme en el centro del cielo. Esta cruz invisible está representada por la constelación de la Cruz del Sur que domina el cielo del Ucayali durante los meses de sequía.  Los misionero se asombraron al saber que la cruz era una figura sagrada por los Shipibo desde tiempos remotos.

     Estos artistas Shipibos se nos muestran como los antiguos poetas y hermeneutas, o sea, intérpretes de signaturas eternas.    Estos Shipibos no reivindican la obra de arte como medio de expresión de sí mismos, como la mayoría de los artistas modernos. Se parecen a los matemáticos en el interés que tiene su disciplina por las verdades duraderas y eternas y por ese gusto por la estética de la simetría y la invariancia. Y es que, en su forma más pura, la matemática mantiene necesariamente una cierta reserva hacia, el..mundo real de la contingencia caprichosa y la idiosincrasia humana. Esta aversión por lo personal se manifiesta incluso en los libros de matemática aplicada y en los de divulgación. Para un matemático un libro que utilice en el la palabra «yo» no sería de matemática pura.

   En el arte shipibo reconocemos esa supervivencia metafísica, sin caer en la falaz ecuación entre esencialidad y simplificación.  El arte shipibo no es, por encima de todo, un producto del discurso, sino la articulación compleja de una unidad de sentido, la representación de la belleza sutil y elaborada del velo prolífico con que el logos se envuelve.



     Es por lo demás evidente que ningún arte podría sacar de la "naturaleza" formas que no estuvieran virtualmente implícitas en esos gérmenes a los que podemos denominar los "sellos geométricos". Así, el arte Shpibo como todo arte tradicional procede de una ciencia de la analogía, que basa la relación entre la imagen y su modelo en un símbolo geométrico, correspondiente a una cualidad espiritual inherente a aquello que debe ser representado.  Ésta es, por lo demás, la razón por la que los diseños shipibo permanecen siempre como "ornamentales": no extrayendo su razón de ser de una imitación ilusionista de la naturaleza, sino que guardan siempre el carácter objetivo de lo que son, a saber, formas geométricas, y colores repartidos sobre un plano. Como Comenta Ananda Coomaraswamy: «Haber perdido el arte de pensar en imágenes es precisamente haber perdido la lingüística propia de la metafísica y haber descendido a la lógica verbal de la «filosofía».  La verdad es que el contenido de una forma «abstracta» incorpora implicaciones que sólo con dificultad pueden expresarse en palabras, si es que pueden expresarse; la naturaleza misma del arte shipibo es la prueba inmediata de su contenido esencialmente intelectual.  Esto no se aplica sólo a las representaciones diagramáticas: en realidad no se hacía nada para el uso que no tuviera un significado tanto como una aplicación: «Las necesidades del cuerpo y del espíritu se satisfacían juntas»; «lo físico y lo espiritual todavía no se habían separado», «la forma significante, en la que lo físico y lo metafísico formaban originalmente una polaridad equilibrada. El conocimiento que tenemos del «ornamento» se ha vaciado incesantemente de significado en el discurrir del tiempo, y así decimos que se trata de un “ornamento” cuando queremos decir algo insignificante.  
Ya hemos dicho que los Shipibo refieren que hay una cruz enorme en el centro del cielo, y que esta cruz invisible está representada por la constelación de la Cruz del Sur que domina el cielo del Ucayali.



    Este motivo central del diseño shipibo está rodeada por Ronín, representada mediante infinidad de vueltas enroscadas a manera de una serpiente sin fin.  Esta Serpiente Cósmica que combina todos los diseños imaginables en su piel, y que en el tiempo mitológico mostró su piel a la mujer shipibo ancestral. Esta representación lineal da el ritmo básico al diseño, presentando múltiples variaciones sobre el mismo tema.  A su vez esas variaciones son representaciones de una partitura musical, cada diseño es el producto de una canción. Esos cantos llamados Ícaros tienen una función, además de contemplativa, terapéutica.
  Esta forma de crear y ver ha sido siempre el punto de vista normal y ecuménico del arte. La actitud del consumidor de arte actual es la del hombre que Platón llamaba «amantes de los colores y sonidos finos y de todo ese arte que hace que estas cosas tengan tan poco que ver con la naturaleza misma de lo bello» (República).  Queda la verdad de que «el arte es una virtud intelectual», y  de que «la belleza es afín a la cognición». «La ciencia hace a la obra bella; la voluntad la hace útil; la perseverancia la hace duradera».
 El pensamiento clásico griego es unánime con la forma artística tradicional shipiba.  Por ejemplo, la palabra, en griego, para poesía significa originalmente una «creación», de manera que, como dice Platón: «Las producciones de todas las artes son tipos de poesía y sus artesanos son todos poetas» (El Banquete 205c);    Así mismo el pensamiento indio dice en un texto clásico «Tejed vuestros cantos como los hombres tejen sus mantos».

 

 Desde el Rio Ucayali se puede ver la constelación de La Cruz del Sur, esta es una imagen y reflejo del verdadero “Centro del Mundo”. La interpretación de este simbolismo nos lleva directamente a consideraciones que se refieren a un sentido más “interior” y profundo de ese simbolismo: puesto que el ser que recorre esa especie de laberinto llega finalmente a encontrar así el “lugar central”, es decir, desde el punto de vista de la realización iniciática, su propio centro, el recorrido mismo, con todas sus complicaciones, es a todas luces una representación de la multiplicidad de los estados o modalidades de la Existencia manifestada a través de cuya serie indefinida el ser ha debido “errar” primero, antes de poder establecerse en ese centro.  Si lo comparamos con el simbolismo de los Vedas, la línea continua es entonces la imagen del sûtrâtmâ que une todos los estados entre sí, y, por lo demás, en el caso del “hilo de Ariadna” en conexión con el recorrido del laberinto, esa imagen se presenta con gran nitidez. Estos diseños del arte shipibo nos permiten establecer una semejanza más entre esos símbolos de un modo que pone de relieve una vez mas la perfecta concordancia de las diversas tradiciones.


          
  Conocemos que esos meandros, entre los shipibo, en alguna medida representan una defensa contra los influjos psíquicos hostiles, pueden considerarse también esos meandros como dotados de un valor de protección, aunque la reducción de los símbolos a un uso más o menos “mágico” corresponde ya a un estado de degradación desde el punto de vista tradicional. 

   Paralelismo con la ciencia actual
 Estamos acostumbrados a ver algunos descubrimientos  científicos recientes, van a dar con ciertas concepciones antiguas generalmente olvidadas y desdeñadas en esta época  moderna henchida de racionalidad. El punto de vista de los antiguos era esencialmente sintético y todo se miraba bajo el dominio de la metafísica pura; el de los modernos, por el contrario, se manifiesta como analítico.  Unir esas dos visiones u ojos será el propósito que nos induce a escribir este texto. No es una digresión comentar que en el Corán hay unas profecías  que se refieren al anticristo, Al Dachal. Según  esta tradición, el Anticristo es de baja estatura, es ciego de un ojo, tiene la cara rojiza y los cabellos hirsutos; vendrá al mismo tiempo que Al – Madhi.  y que éste “surgirá cuando el caos esté reinando en el mundo.  El ser tuerto puede ser interpretado a esa tendencia actual a mirar con ese ojo racional o lunar y olvidar el ojo intelectual o solar. Estos acercamientos son un hecho extremadamente importante desde el punto de vista de la historia de las ideas. Es ahora cuando podemos establecer un acercamiento entre el conocimiento matemático actual y el análogo shipibo ejemplarizado en sus diseños lineales que recorren toda la superficie de sus obras de arte.Esta conjunción la podemos encontrar con lo que se llama en matemáticas las «curvas de Peano o de Hilbert», que llenan el plano. 



            Estos nuevos descubrimientos matemáticos que no encajaban en los patrones de Euclides y que fueron declaradas “patológicas” como una “galería de monstruos”, creyendo que había nacido fuera de los límites naturales, han devenido a ser inherentes a muchos de los objetos naturales que nos rodean. Es curioso constatar que estas estructuras matemáticas que creían escapar del naturalismo utilizan un lenguaje matemático que se muestra, otra vez, como increíblemente eficiente en las ciencias naturales.

Curvas de Peano y de Hilbert

En 1890, el matemático y profesor de la Universidad de Turín, Giuseppe Peano, advirtió que se pueden definir curvas que llenan áreas completas, curvas que ahora se llaman "Curvas de Peano". Elaboró la formación de una curva que rellenaba todo el cuadrado unidad.  

         Aunque, como ya hemos dicho, el primero que construyó una curva así fue Giuseppe Peano,  también  el matemático David Hilbert, un año después que Peano, realizaba una versión más sencilla de la curva que también rellena todo el intervalo unidad.La dimensión de esta curva es 2, igual que la superficie donde se dibuja, pues la curva rellena el plano en su totalidad (llegando al infinito , claro está). La curva de Peano y Hilbert es un caso particular de las curvas que rellenan el espacio ("space filling curves").
De alguna manera estas curvas interesan, sobre todo, a los matemáticos que realizan las primeras aproximaciones a lo que hoy conocemos como fractales.   Debemos saber que la dimensión fractal de una curva está generalmente entre 1 y 2. La de Peano llega al límite, tomando el valor 2, es decir que su dimensión fractal es 2.

               
            Los elementos básicos de las curvas de Hilbert son dos elementos, uno que llamamos "copas", esto es el cuadrado con la cara abierta y otro que llamamos "uniones", que es el vector que une dos copas. La cara abierta de una copa puede estar arriba, abajo, a la izquierda, o a la derecha. Además, cada copa tiene dos puntos-finales, y cada uno de estos pueden ser el punto de entrada o el punto de salida.    De esta manera las aplicaciones actuales de la curva de Hilbert residen, sobre todo en el campo del procesado de la imagen: especialmente en la compresión de la imagen y en el dithering.  





 


   Fractales

Un germen de lo que se desarrollará con el nombre de fractales dado por B. Mandelbrot corresponde a lo que hemos descrito como las «curvas de Peano y Hilbert». La geometría tradicional, la euclídea, es la rama de la matemática que se encarga de las propiedades y de las mediciones de elementos tales como puntos, líneas, planos y volúmenes. La geometría euclídea también describe los conjuntos formados por la reunión de los elementos más arriba citados, cuyas combinaciones forman figuras o formas específicas.
 
                       
     Sin embargo, las formas encontradas en la naturaleza, como montañas, franjas costeras, sistemas hidrográficos, nubes, hojas, árboles, vegetales, copos de nieve, y un sinnúmero de otros objetos no son fácilmente descriptos por la geometría tradicional.La geometría fractal provee una descripción y una forma de modelo matemático para las aparentemente complicadas formas de la naturaleza. Éstas poseen a veces una remarcable invariancia de simplificación bajo los cambios de la magnificación, propiedad que caracteriza a los fractales.Estos se generan mediante un Algoritmo recursivo, es decir por iteración de una operación.
Estas curvas de Peano pueden ser representadas en tres dimensiones, realizando las mismas operaciones que en el plano.




 

  Hemos reconocido la similitud entre las curvas de Peano y Hilbert con las curvas de los diseños shipibos. Nos asombrará saber que los equipos de investigación de los doctores Eric S. Lander, del Broad Institute perteneciente a la Universidad de Harvard y al MIT, y del doctor Job Dekker de la Universidad de Massachussets  han presentado, en un artículo recientemente publicado en la revista Science, que las hebras de las moléculas de ADN se empaquetan en  el núcleo de una célula, siguiendo la estructura topológica de las curvas de Peano y por tanto de los diseños shipibos.


                 

 Una de las mayores incógnitas con las que se enfrenta la citología es intentar conocer cómo una molécula de ADN, que en su total extensión puede llegar hasta los dos metros, puede empaquetarse en el pequeño tamaño del núcleo de una célula eucariota, de solamente unas micras.  Además de que esa molécula ha de seguir siendo perfectamente funcional permitiendo procesos como la transcripción, la replicación o la reparación de la molécula, lo que implica que forzosamente ha de estar plegada de tal forma que deje espacio para la interacción con las proteínas que controlan esos procesos. 


                             
 De tal manara que el ADN no se pliega como un ovillo sin forma en el núcleo, sino que se acerca al patrón regular y matemático  que conocemos como curva de Peano.  Ya hemos dicho que  éste fue un ejemplo temprano de lo que en la actualidad conocemos como fractal. El trazado de estas curvas se acerca a cualquier distancia de cada punto de una superficie cuadrada, rellenándola. 


                           
   En el caso del ADN, éste hace lo mismo, pero en un espacio esférico. En las curvas de Peano no hay puntos de cruce, por lo que las hebras nunca se enredan. Las características que cumple una curva de Peano son: (a) no pasa dos veces por el mismo punto, (b) es continua y converge uniformemente y (c) la función que define la curva es inyectiva, y es homeomorfa a un intervalo, sin embargo, su límite es de una dimensión superior. Un trazado de este tipo de curvas es que se puede observar en la primera figura de este artículo, una curva que se va plegando en el espacio sin cruzarse ni tocarse en ningún punto.


 Esta disposición permite además que ambas hebras puedan abrirse sin interacción con cadenas cercanas. Estas curvas de Peano, desarrolladas en el espacio, son las que se utilizan también para proteger las pantallas de los ordenadores. De esa manera recorre toda la superficie de ella haciendo que todos los pixeles tengan una actividad y descanso similar. Tenemos un ejemplo en el salvapantallas que con el nombre de “tuberias” utiliza el sistema operativo de Windows.