El Laberinto y la danza
Como se vé en los dibujos estos laberintos, todos están generados topológicamente
por la rotación del más simple diseño de "greca". Si recorremos esta
greca veremos que dibujaremos una S. Este símbolo es la forma más
sencilla de la doble espiral, y desempeña un papel extremadamente
importante en el arte tradicional de los países más diversos, y concretamente
en el de la Grecia arcaica.
Como
podemos observarlo en sus grecas ornamentales. Algunos estudiosos del simbolismo han dicho justamente, que
esta doble espiral puede considerarse como la proyección plana de los dos
hemisferios del Andrógino. Así mismo ofrece la imagen del ritmo alternado de la
evolución y de la involución, del nacimiento y de la muerte. Representan la
manifestación y la misma revolución del mundo alrededor de su eje, pero bajo el
doble punto de vista, es decir si lo observamos respectivamente desde uno y otro de los dos polos; y estos
dos sentidos de rotación expresan en efecto la doble acción de la fuerza cósmica
de que se trata, doble acción que es en el fondo la misma cosa que la dualidad
del yin y del yang .
Estos laberintos no son
como añgunos barrocos que tienen puntos sin salida, estos podían recorrerse de
extremo a extremo sin encontrar en ninguna parte punto de interrupción ninguno
que obligara a detenerse o a rehacer el camino, de modo que constituían en
realidad una vía muy larga que debía cumplirse enteramente antes de llegar al
centro. En ciertos casos, como en Amiens, el “maestro de obra” se había hecho
representar en la parte central, así como Vinci y Durero inscribían en ella sus
nombres; se situaban así simbólicamente en una “Tierra Santa”, es decir, en un
lugar reservado a los “elegidos”, o en un centro espiritual que era, en todos
los casos, una imagen o reflejo del verdadero “Centro del Mundo”, a través de
cuya serie indefinida el ser ha debido “errar” primero, antes de poder
establecerse en ese centro.
La línea continua es entonces la imagen del sûtrâtmâ que une todos los
estados de ser entre sí, y, por lo
demás, en el caso del “hilo de Ariadna” en conexión con el recorrido del
laberinto, encontrado en Grecia, cerca de Corinto, dos modelos de arcilla,
reducidos, de casas pertenecientes a la época arcaica llamada “geométrica”; en
los muros exteriores se ven meandros que rodean la casa y cuyo trazado parece
haber constituido en cierto modo un “sustituto” del laberinto.
En la medida en
que éste representaba una defensa, sea contra los enemigos humanos, sea, sobre
todo, contra los influjos psíquicos hostiles, pueden considerarse también esos
meandros como dotados de un valor de protección, e incluso doble, al impedir no
solo a los influjos maléficos penetrar en la morada, sino además a los influjos
benéficos salir de ella y dispersarse en el exterior. Este diseño lo
encontramos en las plazas de toros, en las que para protejerse tras el
burladero se debe trazar una evasiva “s”.
Otro ejemplo notable, desde el punto de vista del simbolismo de los “encuadres”, está dado por ciertos caracteres chinos que se referían primitivamente a ritos de fijación o estabilización consistentes en trazar círculos concéntricos o una espiral en torno de los objetos; el carácter heng, que designa tal rito, estaba formado en la escritura antigua por una espiral o dos círculos concéntricos entre dos rectas.
Otro ejemplo notable, desde el punto de vista del simbolismo de los “encuadres”, está dado por ciertos caracteres chinos que se referían primitivamente a ritos de fijación o estabilización consistentes en trazar círculos concéntricos o una espiral en torno de los objetos; el carácter heng, que designa tal rito, estaba formado en la escritura antigua por una espiral o dos círculos concéntricos entre dos rectas.
En todo el mundo antiguo, las nuevas fundaciones, ya se tratara de
campamentos, de ciudades o de aldeas, eran “estabilizadas” trazando espirales o
círculos en torno de ellas“Gracias a un conocimiento convenientemente
encuadrado (chie), marchamos a pie llano por la gran Vía”. Tao-te King, cap. LIII,
Reconozcamos ese diseño sinuoso en la vista aérea de Venecia.
Podemos relacionar el movimiento masculino, frontal y rectilíneo del toro con el femenino baile sinuoso del torero. Esa especie de lid española tan parecida al Jujutsu, término japonés que se traduce literalmente como "el arte de cumplimiento" o el arte de usar la fuerza indirectos para derrotar a un oponente, en lugar de la fuerza directa.
La investigación sobre el laberinto nos deriva hacia su relación con la danza. Los testimonios literarios y arqueológicos sobre danzas y juegos laberínticos son de lo más primitivos, tanto por la antigüedad como por sus características. La propia topología del laberinto -como espiral de doble sentido (o meandro) proyectada hacia dentro y fuera. El recorrido por su sendero es un gesto primigenio, que permanece evocador, donde quiera que aparezca. Una danza de laberinto es mencionada y descrita por primera vez en Grecia en la Ilíada:
Podemos relacionar el movimiento masculino, frontal y rectilíneo del toro con el femenino baile sinuoso del torero. Esa especie de lid española tan parecida al Jujutsu, término japonés que se traduce literalmente como "el arte de cumplimiento" o el arte de usar la fuerza indirectos para derrotar a un oponente, en lugar de la fuerza directa.
La investigación sobre el laberinto nos deriva hacia su relación con la danza. Los testimonios literarios y arqueológicos sobre danzas y juegos laberínticos son de lo más primitivos, tanto por la antigüedad como por sus características. La propia topología del laberinto -como espiral de doble sentido (o meandro) proyectada hacia dentro y fuera. El recorrido por su sendero es un gesto primigenio, que permanece evocador, donde quiera que aparezca. Una danza de laberinto es mencionada y descrita por primera vez en Grecia en la Ilíada:
"El
muy ilustre cojitranco (Hefesto) bordó también una pista de baile semejante a
aquella que una vez en la basta Creta el arte de Dédalo fabricó para Ariadna,
la de bellos bucles. Allí zagales y doncellas, que ganan bueyes gracias a la
dote, bailaban con las manos cogidas entre sí por las muñecas. Ellas llevaban
delicadas sayas, y ellos vestían túnicas bien hiladas, que tenían el suave
lustre del aceite. Además, ellas sujetaban bellas guirnaldas, y ellos dagas áureas
llevaban, suspendidas de argénteos tahalíes. Unas veces corrían formando círculos
con pasos habilidosos y suma agilidad, como cuando el torno, ajustado a sus
palmas, el alfarero prueba tras sentarse delante, a ver si marcha, y otras
veces corrían en hileras, unos tras otros".
Si
bien Homero no utiliza el término laberinto. Pues originariamente no se llamaba
labyrinthos aquello que se representaba a través de la danza, la
transferencia de la palabra labyrinthos a la danza no tenía por qué
producirse.
Parece
ser que los danzantes se movían en círculo, en dos grupos y en unión, "un
grupo bailaba al encuentro del otro". Esto debió ocurrir, necesariamente,
cuando la hilera giraba en una línea espiral o meandro, o bien cuando volvía
sobre sus pasos dentro de la figura laberíntica compleja. Según comentario de los escolios, Teseo habría interpretado esta
danza junto con los supervivientes después de vencer al Minotauro, imitando su
caminar por el laberinto -entrada y salida- . El arte de esta danza se lo había
enseñado Dédalo.
1 comentario:
Muy interesante, gracias por compartir. una pregunta: los giros de los bailes de los pueblos primigenios o el de los derviches, siempre es en contra de las manecillas del reloj, por qué?
Gracias Saludos
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