Es una idea normal y tradicional que la práctica del arte es una
vocación, no una distinción. Esta idea esta reñida con la tendencia actual del
«amante del arte» por «coleccionismo», ese hábito que de alguna manera, considera
a los museos y las galerías como el destino propio de las obras de arte. Esa
visión del Arte tiene mucho que aprender del hombre con sentido común, cuyas
obras de arte están todavía en uso para la veneración.
Esta ideologia pertenece todavía a esos pocos, para quienes
el uso y la comprensión del arte son innatos e inenseñados, y que, en su
inocencia e ingenuidad jamás han concebido el arte como una función agregada a
la vida, sino sólo como una pericia apropiada a cada operación. Ahora lo normal es considerar falsamente
el arte como presente o ausente en el trabajo humano, y la belleza como un tipo
de barniz u ornamento, que puede agregarse u omitirse de las cosas a voluntad.
El consolidador de la doctrina Advaita Vedanta, Shankarácárya decía, «Yo he aprendido el
arte de la concentración (samádhi) del hacedor de flechas».
Para la doctrina
hinduista, de hecho, el trabajador ordinario, el tejedor, o el alfarero, no
sólo trabaja devotamente, sino que -aunque no practique el yoga en el sentido
formal de sentarse en padmasana, etc. forma siempre imágenes mentales, que
recuerda de generación en generación, y en la medida en que se identifica con
ellas las tiene siempre a su disposición inmediata, en las puntas de sus dedos,
sin necesidad de una «ideación» consciente; y debido a que él trabaja así por
encima del nivel de la observación consciente, su capacidad como artista excede
en mucho lo que sería su capacidad como «dibujante» individual. Al mismo
tiempo, su obra permanece comprensible, y, por lo tanto, nutriente y bella,
para los ojos de aquellos que, como él mismo, viven todavía de acuerdo con la
tradición inmemorial (sanátana dharma), o, en otras palabras, de acuerdo con el
modelo del Año (samvatsara).
Preeminentemente de este tipo, por ejemplo, son,
por una parte, esas mujeres anónimas e iletradas de los poblados, cuyos
dibujos, ejecutados en polvo de arroz y con el dedo como pincel, en conexión
con las fiestas (vrata) domésticas y populares, representan un arte de forma
casi pura y de significación casi puramente intelectual". Estos dibujos se
hacen en toda la India, aunque
dependiendo de la zona llevan diferentes nombres, por ejemplo son llamados Alpana
en Bengal y Assam Rangoli en Gujarat y Maharashtra Chowkpurna en Uttar Pradesh, Hase en Karnataka, Muggulu en Abdrapradesh.
En el sur de la India se les llama “Kolams” (Tamil Nadu) Se elaboran
cada mañana en la entrada de las casas. Son sagrados y de alguna manera, como
una frente sin tilak, un hogar no puede estar sin su Kolam frente a la puerta.
En realidad parece una combinación de mandala, laberintos o entrelazados
sagrados. Como hemos dicho son dibujados por las mujeres, llegan a ser bastante
complicados y elaborados. Requieren de una gran destreza, coordinación y
concentración.
Se hace el dibujo con un polvo blanco compuesto de cal y arroz
pulverizado. Da así de comer a los parajitos, a la vez que impiden las entradas
a las hormigas ya que no les agrada el olor de la cal. Los diseños son
milenarios y varían según la localidad, la festividad y los rituales.
Podríamos
analizar la enorme riqueza de las estructuras kolam y subrayar su naturaleza
algorítmica por la forma pautada y ordenada con la que se construyen.
Otro arte tradicional de la India pertenece a los arquitectos (sthapati
) instruidos y letrados de la India meridional, a quienes los comerciantes
ricos todavía confian la construcción de las catedrales (vimana), y quienes,
por su parte, reclaman una igualdad con los Bráhmanas en la función sacerdotal,
puesto que, de hecho, son los representantes modernos de los rathakára
védicos. Los artistas de este rango han desaparecido hace mucho tiempo de
Europa, y están deviniendo cada día más raros en la India -ante la negativa a
«malgastar su tiempo» o a «malgastar su dinero» en ellos, según sea el caso, de
aquellos que no comprenden, y que, por consiguiente, no pueden usar artes tales
como éstas.