Altair, la estrella alfa de la constelación del águila, junto con Vega en Lyra y Deneb en el Cisne, configuran en el cielo, lo que se conoce como "el Triángulo del Verano".
En la historia griega, la lira era el instrumento preferido del dios Orfeo. De este se dice que hacía una música tan encantadora que hasta los animales se detenían a escuchar. Orfeo fue uno de los Argonautas que acompañaron a Jasón en la expedición en busca del Vellocino de oro. Cuando Eurídice la novia de Orfeo murió, este logró convencer a Hades y a Perséfone, dioses del inframundo, para que la dejaran volver al mundo de los vivos con él.
Ellos accedieron con la condición de que Orfeo no mirara atrás, pero un temor de le engañaran y ella no estuviera detrás de él hizo que tornase la vista antes de salir, por lo que ella tuvo que quedarse con los muertos y Orfeo se quedó allí para siempre con ella. Zeus convirtió su Lira luego en una constelación.
Sobre la constelación del Águila, cuenta Eratóstenes en sus Catasterisnos: “Afirma Aglaóstenes en su obra Naxicá que cuando
Zeus estaba en Creta escondido de su padre fue arrebatado de la isla y conducido a Naxos, y que fue entonces cuando, tras alcanzar el vigor de la juventud, reafirmó su poder sobre los dioses. Cuando
emprendió su expedición desde Naxos contra los Titanes se le apareció un águila en el momento del sacrificio, y que la interpretó de buen augurio y la quiso consagrar a sí mismo. A raíz de ello la consideró digna de figurar en el cielo. Tiene cuatro estrellas, de las cuales la que está en el centro es la más brillante.”
Una de las más deliciosas historia de la mitología es una historia de amor. Se trataba de dos enamorados: él "el Boyero" Altair y ella "la Hilandera" Vega. El padre de la novia, los dejó en el cielo y les permitió encontrarse solo una vez al año, siempre que pudieran cruzar el gran río, es decir, el camino de Santiago o la Vía Láctea.
Cada año, en la séptima noche de la séptima luna, podían hacer esto gracias a sus amigas las urracas, que formaban un puente de plumas, para que ellos pudieran pasar sobre él. Luego al día siguiente, las urracas volvían a tierra y se rompía el hechizo.
Esta representación celeste tiene un reflejo microcósmico en la fisiología sutil taoista. En representación de la “Via Láctea” existen dos meridianos o canales que rodean a la columna vertebral, como figura del Pilar del Cielo.
Los Taoístas no han descrito un trayecto tan preciso de los canales de control y de función, como la han hecho los médicos. Para ellos. estos dos canales están desligados ordinariamente por abajo y por arriba. Sus prácticas tienen precisamente corno meta el unirlos y establecer una circulación en redondo de los alientos Yin y Yang.
Los taoístas han retenido un trayecto circular de estos dos canales y le han asociado todo un complejo simbolismo.
En la descripción de ejercicios psicofisiológicos de alquimia interior se dice: “ concentrando el pensamiento sobre el Pasaje Misterioso. El fuego nace entonces en el seno del agua, las flores se abren en la nieve, los riñones se vuelven hirvientes, la vejiga calida, los dos canales son como una rueda y los cuatro miembros inmóviles como piedras y montes.
El mecanismo celeste se pone a oscilar circulando suavemente y elevándose en silencio. Si se está bien concentrado. el metal y el agua se mezclan, el agua y el fuego suben y bajan, y una semilla parecidas una gota de rocío cae en la cámara amarilla. Aquí está el secreto para recoger el plomo y el mercurio...”
Para realizar la pequeña revolución celeste se debe establecer la comunicación circular mediante la unión de los dos canales por abajo y por arriba: por abajo presionando el canal de la uretra, por arriba pegando la punta de la lengua al paladar. Algunos textos taoístas llaman a estos dos puntos de unión "El Puente de las Urracas inferior" y "El Puente de las Urracas superior". Estos términos aluden a la referida leyenda del vaquero y de la hilandera. Este puente de las urracas une una diosa hilandera (Yin) con un vaquero (Yang). Los puentes inferiores y superiores unen el canal de control Yang con el canal de función Yin. Así el adepto es un microcosmos que debe estar en armonía con el macrocosmos, con el universo.
Los textos de alquimia expresan esta copulación con un intercambio entre el "Fuego del corazón" representado por el trigrama "Li" en el que dos trazos Yang encierran un trazo Yin, y el "Agua de los riñones", representado por el trigrama K'an en el que dos trazos Yin encierran un trazo Yang. En este intercambio. el trazo Yin de Li "el fuego" desciende para encontrarse y copular en el centro con el trazo Yang de Kan "el agua" que sube.
Los Taoístas no han descrito un trayecto tan preciso de los canales de control y de función, como la han hecho los médicos. Para ellos. estos dos canales están desligados ordinariamente por abajo y por arriba. Sus prácticas tienen precisamente corno meta el unirlos y establecer una circulación en redondo de los alientos Yin y Yang.
Los taoístas han retenido un trayecto circular de estos dos canales y le han asociado todo un complejo simbolismo.
En la descripción de ejercicios psicofisiológicos de alquimia interior se dice: “ concentrando el pensamiento sobre el Pasaje Misterioso. El fuego nace entonces en el seno del agua, las flores se abren en la nieve, los riñones se vuelven hirvientes, la vejiga calida, los dos canales son como una rueda y los cuatro miembros inmóviles como piedras y montes.
El mecanismo celeste se pone a oscilar circulando suavemente y elevándose en silencio. Si se está bien concentrado. el metal y el agua se mezclan, el agua y el fuego suben y bajan, y una semilla parecidas una gota de rocío cae en la cámara amarilla. Aquí está el secreto para recoger el plomo y el mercurio...”
Para realizar la pequeña revolución celeste se debe establecer la comunicación circular mediante la unión de los dos canales por abajo y por arriba: por abajo presionando el canal de la uretra, por arriba pegando la punta de la lengua al paladar. Algunos textos taoístas llaman a estos dos puntos de unión "El Puente de las Urracas inferior" y "El Puente de las Urracas superior". Estos términos aluden a la referida leyenda del vaquero y de la hilandera. Este puente de las urracas une una diosa hilandera (Yin) con un vaquero (Yang). Los puentes inferiores y superiores unen el canal de control Yang con el canal de función Yin. Así el adepto es un microcosmos que debe estar en armonía con el macrocosmos, con el universo.
Los textos de alquimia expresan esta copulación con un intercambio entre el "Fuego del corazón" representado por el trigrama "Li" en el que dos trazos Yang encierran un trazo Yin, y el "Agua de los riñones", representado por el trigrama K'an en el que dos trazos Yin encierran un trazo Yang. En este intercambio. el trazo Yin de Li "el fuego" desciende para encontrarse y copular en el centro con el trazo Yang de Kan "el agua" que sube.
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