“Es
necesario recoger de nuevo las palabras del suelo, encenderlas en la llama de
nuestra luz interior, soplarlas y que se conviertan en chispas de vida para el
oido que nos oye”.
Allí
reclinó al niño en un pesebre, y el buey y el asno lo adoraron". En hebreo
pesebre ת ו
ר ו
א (auruth) es
el plural femenino de luz ה ר ו
א (aure)
derivado de "aur", el sol, la luz, la revelación. Según Fredéric du
Portal basándose en anotaciones que hizo Champollion en su expedición
científica cuando iba con su flotilla hacia el Nubia, el pesebre para rebaños
de bueyes era el nombre jeroglífico de la ciudad de Tebas y estaba consagrado a
Amón-Ra, el dios luz. Podemos imaginarnos al sol naciente iluminando con sus
primeros rayos la paja de los pesebre, convirtiendo al mismo en cuna de luz.
Asimismo en las pinturas del motivo navideño, la paja donde está acunado el
Niño Jesús, es bujía que ilumina con sus rayos toda la cueva.
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